La escoba es, en apariencia, un instrumento de limpieza. Pero en los templos, barrer se consideraba un acto por el cual se rendía culto. Implica limpiar el suelo de todos los elementos venidos del exterior para ensuciarlo, y esto no puede ser hecho más que por manos puras.
En ciertas culturas africanas, no se debe barrer durante el período de luto. Y en Gran Bretaña se dice que no debe barrerse durante la noche para evitar espantar la buena suerte.
Estas acepciones positivas se tornan negativas cuando se asocia a la figura de la bruja, la cual usa su escoba para llegar hasta los lugares donde se celebran los aquelarres. En este sentido, la escoba se convierte en un símbolo de poder, que no expulsa la energía, sino que la acumula y retiene.