Autor: J. R. R. Tolkien.
Título: El Señor de los Anillos, que se descompone en tres libros: La Comunidad del Anillo, Las Dos Torres y El Retorno del Rey.
Editorial: Minotauro.
Año: 1954 y 1955 en el Reino Unido, entre 1977 y 1980 en España.
Valoración: 9/10.
Supe de este libro a partir de un artículo sobre la adaptación realizada por Ralph Bakshi. El pequeño recorte hablaba de un libro repleto de elfos, enanos y hobbits, y el dibujo de su portada llamó mi atención. El libro me fue regalado unas Navidades, la edición especial de tomo único ilustrado por Alan Lee que guardo con gran cariño, donde la prosa de Tolkien y las ilustraciones de Lee me hicieron soñar como nunca antes lo había hecho. Cuando lo leí la primera vez (ya que, hasta la fecha, lo he leído tres veces) tenía doce años, y desde entonces se convirtió en mi libro favorito.
Frente a otros libros de fantasía que había leído anteriormente, lo que me impactó de Tolkien fue el realismo con que lo retrataba todo. Encontró el justo equilibro entre fantasía, adornando sus historias con personajes imaginarios y mágicos; y realidad, al tratar sus historias con gran cantidad de datos y precisiones, como si se tratara de la labor más de un historiador que de un escritor; y al mismo tiempo creando personajes de gran profundidad y complejidad psicológica.
Ciertamente el inicio del libro es algo más lento, desde que Frodo deja La Comarca hasta su llegada a Bree, te da la sensación de que no hacen más que andar y andar, aunque hay algunos episodios memorables como el de los Túmulos. No obstante, las siguientes veces que me leí el libro se me pasaron mucho más rápido.
Tolkien creó personajes que superaban los estereotipos de la literatura fantástica: eran algo más que princesas, guerreros, caballeros y dragones. Dotó a cada raza de una personalidad e historia propias, y a cada personaje de una personalidad marcada, compleja y que va evolucionando. Sin duda uno de los más destacables es Frodo, que pasa de ser un alegre y despreocupado Hobbit a convertirse en un personaje oscuro, atormentado y cuya alma se resquebraja po el dolor y la codicia a causa del poder del Anillo. Al mismo tiempo Tolkien no se limitó a idear personajes meramente buenos o malos, sino que reflejó la complejidad del alma humana y que se manifiesta en los conflictos interiores de personajes como Boromir o Denethor. Sin duda una de sus mayores genialidades fue Gollum y sus múltiples personalidades provocadas por el Anillo, yendo más allá de caracteres planos y previsibles. De hecho, el propio Anillo se convierte en un personaje del libro, y no en un mero objeto, dotado de personalidad propia, casi de voz, su voluntad lo convierte en elemento activo y pasivo en el desarrollo de la historia.
A ello se suman las criaturas que pueblan el libro, donde te encuentras con algo más que "dragones y goblins". Fantásticos personajes como los Ents, el Balrog o tan simples como los caballos de los Jinetes Negros aportan un gran elemento de originalidad, pero son tratados de una manera tan oscura que les aporta una gran dosis de realismo.
Algo en lo que es muy profuso a lo largo del libro es en las descripciones, a veces incluso excesivo. Más que en las descripciones físicas de los personajes, que Tolkien suele esbozar más bien de manera general dejando el resto a la imaginación del lector, se extiende en la de los paisajes y los edificios. En mi opinión, el hecho de crear un mundo nuevo y situar la acción en un lugar desconocido hace que no puedas referirte a los escenarios en comparación con lugares conocidos. Y ello, en cierto modo, justifica las extensas descripciones.
Pero si hay algo en lo que Tolkien deslumbró con su prosa fue desde luego en las batallas. Supo describir complejos escenarios inundados de personajes, y al propio tiempo era capaz de guiarnos a través de la batalla mediante personajes principales. Es imposible no caer dentro de sus escenas de batalla, llenas de dinamismo, emoción y realismo.
Ciertamente se puede pensar que la historia ideada por Tolkien, en un principio como continuación de "El Hobbit", es bastante tópica: la eterna pugna del Bien contra el Mal. En realidad, toda historia es reducible a grandes conceptos: el Bien, el Mal, la Justicia, el Amor... Pero sobre ese telar básico, se teje un entramado de historias y subtramas que conforman un deslumbrante tapiz, todos ellos engarzados en un denominador común: la destrucción del Anillo. Hay mucho más en "El Señor de los Anillos" que una simple lucha del Bien contra el Mal, y también va más allá del viaje de Frodo y Sam a Mordor. El horror de la guerra, la codicia, el sacrificio o la búsqueda de nuestro lugar en el mundo son otros temas recurrentes.
Un fantástico libro, que te emociona, te maravilla, saca de ti lágrimas y carcajadas, y que te lleva a un mundo donde, una vez entrado, no deseas encontrar la salida. Sin duda, tras las películas, todo el mundo cree ahora conocer la historia del Anillo, pero en realidad hasta que no se lee no se comprende la capacidad de Tolkien para llevarte a su propio mundo. Un mundo dotado de un realismo inusitado y sorprendente, de sus propias lenguas, de canciones y poemas, y de una prosa elaborada y bellísima. Un libro que, al igual que los Hobbits, puedes leerlo cien veces, y nunca dejará de sorprenderte.
Lo mejor: su fantasía épica realista.
Lo peor: no haberse leído antes "El Hobbit", pues el prólogo te cuenta parte de la historia. Y algunas partes del inicio, que resultan un poco lentas.
Lo peor: no haberse leído antes "El Hobbit", pues el prólogo te cuenta parte de la historia. Y algunas partes del inicio, que resultan un poco lentas.
No entiendo por qué nadie aha comentado hasta ahora, porque realmente la obra de Tolkien es admirable. Yo me quedé en las mísmas que vos cuando leí la tríada, por eso después complementé con El Hobbit y El Silmarillion. Siento que, para mi, éste último fué el que resolvió muchas dudas, y me hizo decir "¡Ahhh!" muchas veces.
ResponderEliminarArgyope - Con el Silmarillion yo me sentí igual. Cuando lo lees tras haber leído los otros dos, te das cuenta de cómo todo va encajando. Lo bueno es leerlos en orden, pero entiendo que el Silmarillion puede ser algo duro para "principiantes" en Tolkien. Creo que esos tres libros componen un trío maravilloso.
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar. Un saludo de Madame Macabre.
Vi las películas del «El señor de los anillos» siendo muy niño y a día de hoy es una de mis películas favoritas (si no mi favorita); la he visto este finde en blue ray y en versión extendida: ¡qué maravilla!
ResponderEliminarLeí hace muchos años «La comunidad del anillo» y «Las dos torres». Si bien fue curioso poder extender paralelismos entre libros y películas, Tolkien no me convenció, su prosa me resultaba poco estimulante. Es cierto que las películas omiten o tergiversan ciertas cosas (por otra parte, es imposible trasladar con total fidelidad los libros a la pantalla), pero me quedo, por esta vez, con los filmes. Esa forma tan bella de representar la perpetua lucha entre el bien y el mal, ese máximo retrato de la amistad y la entrega, de la lección de humildad que dan los maravillosos hobbits, eso es para mí «El señor de los anillos», aparte, por supuesto, de su colosal aportación al género fantástico y su indudable originalidad.
Un saludo.
Alex Nam Dive - Yo también volví a ver las películas hace poco en versión extendida bluray (probablemente sean mis segundas pelis favoritas después de Sleepy Hollow). Yo conocí primero el libro, por eso tiendo más a criticar las películas que el libro. Pero reconozco que la prosa de Tolkien no es fácil (sobre todo al principio). Si no te engancha pasado cierto tiempo, difícilmente lo hará. En cualquier caso resultó una aportación de indudable importancia para el género de fantasía, y probablemente sentó un antes y un después :).
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