Un hombre llamado Jack el Tacaño invitó al Diablo a beber algo, convenciéndole de que se convirtiera en una moneda para poder pagar. Pero cuando el Diablo lo hizo, Jack se guardó la moneda en su bolsillo junto con una pequeña cruz de plata para prevenir que el Diablo volviera a tomar su forma.
Jack le hizo prometer al Diablo, como condición para liberarlo, que éste no le molestaría durante un año y que cuando muriese, no reclamaría su alma.
Al año siguiente, Jack convenció al Diablo para que se subiera a un árbol para que coger una fruta. Cuando el Diablo subió, Jack talló una cruz en el tronco para impedir que el Diablo pudiera volver a bajar. En esta ocasión, Jack le hizo prometer que no le molestaría en otros diez años.
Cuando Jack murió, Dios no le permitió la entrada en el cielo, y el Diablo, como había prometido, no reclamó su alma. Por ello Jack se vio obligado a vagar en la noche eterna, sujetando un nabo cuyo interior había sido esculpido para contener brasas ardientes, siendo ésta su única luz para guiarse en la oscuridad en busca de un lugar de descanso. Y así continua vagando hasta el día de hoy.
Los irlandeses comenzaron a llamarlo "Jack of the Lantern" hasta que se convirtió en Jack O´Latern.
Es por esta razón que en Escocia e Irlanda se esculpen grotescas caras en nabos, remolachas y patatas, colocándolos en las entradas de sus casas para ahuyentar a Jack O´Lantern y a otros espíritus malignos.
Cuando los irlandeses y escoceses emigraron a América, descubrieron que la calabaza, autóctona del país, era perfecta para continuar con su tradición.
Antiguo Jack O´Lantern conservado en un museo.
Muy, muy curioso.
ResponderEliminarSabía lo del tema de la iluminación, no obstante, desconocía la leyenda y nunca me había dado por curiosear.
Me ha gustado ^^
Gracias por compartirlo, un besote.
Desde luego, todo tiene origen Celta. Besotes!
ResponderEliminar¡Hola!! Hace ya bastante que te sigo (la primera entrada que leí era de un cementerio bajo el mar) pero nunca antes había comentado.
ResponderEliminarYo soy de las Rías Baixas gallegas y aquí no celebramos halloween, si no Samaín que en gaelico significaba "fin del verano."
Nuestra tradición (la que me aprendieron a mí, porque hay quien dice que es una leyenda inventada) dice que la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre es el único momento del año en que los finados pueden volver al mundo de los vivos y visitar a sus familiares. Por ese motivo las familias preparaban comida para los muertos y era el primer día que se encendían las lareiras, para que se guiaran por el humo y se calentarán al llegar a casa.
Desgraciadamente esa noche la Tierra se llenaba también de malos espíritus.
Según se dice, los antiguos celtas colocaban las calaveras de sus enemigos en los castros por esa creencia, (además según ellos el alma de las personas residía en la cabeza y al poseerla, obtenían su fuerza) y nosotros, tras ser romanizados comenzamos a tallar navos y dejarlos en los cruceiros. Con el descubrimiento de América llegaron las calabazas a Europa, y como por su forma redondeada se parece a una cabeza, la calabaza rapidamente sustituyó al navo.
A Estados Unidos está tradición se importó desde Irlanda con el nombre de "All hallow's eve" (víspera de todos los santos) derivando después en Halloween.
¡Puff! Bueno, espero que al menos entendieras algo de todo esto porque la verdad es que la redacción no es precisamente mi especialidad.
Paoa Rizo - De nada guapa, también me pareció muy curioso.
ResponderEliminarAngie - Después de todo, nació allí. Halloween, como lo conocemos hoy en día, es una adaptación de esa fiesta en Estados Unidos por los emigrantes. Así que han cambiado bastantes cosas con el tiempo.
Kyairam - Muchas gracias por la información :D. Creo que lo que tú cuentas sea probablemente el origen primigenio de las calabazas. Después de todo, la historia de Jack O´Lantern de la entrada sea muy probablemente la versión "cristianizada" de un relato celta mucho más antiguo.
Muchas gracias por comentar :).