Porque hay que leer "El Cuervo" de James O´Barr.

Recuerdo la extraña atmósfera que había cuando la película de El Cuervo se proyectó en los cines en 1994. El actor protagonista había muerto durante el rodaje, y era precisamente el morbo de todo aquello lo que empujaba a mucha gente a verla.

Yo no "redescubrí" la película hasta algunos años después, siendo adolescente y la verdad es que me impactó bastante. Era violenta y sangrienta, a veces desmesuradamente, pero también había en ella una forma de belleza muy particular. Desde entonces, la vi muchísimas veces porque sinceramente me gustaba mucho, y de hecho se convirtió en una de mis películas favoritas.

La fama de la cinta y su atmósfera oscura y tétricamente hermosa hizo que pronto se convirtiera en una especie de clásico dentro de cultura gótica. No era raro ver a gente imitando el maquillaje de Eric Draven o su forma de vestir.

Pero con el tiempo hubo tres "losas" que fueron hundiendo la historia, el personaje y la atmósfera.

El problema es que cuando explotas hasta la saciedad una idea, la gente con la que se asocia acaba por aborrecerla. Muchos góticos empezaron a cansarse de ver repetidamente una y otra vez reproducida la estética de esa película, o de que se les asociara con ella. O lo que es peor, se comenzó a hacer burla de góticos que, en su adoración por la cinta, solían recurrir a su estética. Razón por la cual El Cuervo se acabó convirtiendo en uno de esos extraños clichés dentro de la escena, como si el hecho de que te gustara sólo te hiciera "aburridamente predecible".

A ello hay que añadir una segunda losa. Y es que cuando una película tiene tal "leyenda negra", esa leyenda acaba engullendo a la cinta. Todo el mundo acaba olvidando que en realidad es una buena película, y se quedan con la idea de que el actor protagonista murió durante el rodaje. Su conclusión final es que, si te gusta El Cuervo, es porque eres un depresivo con tendencias suicidas y/o violentas.

Y llegamos a la tercera losa: que se ha hablado hasta la saciedad de la película, que hay mucha gente a la que le encanta, pero se olvidan que detrás de todo eso hay un cómic. Y es de hecho un gran cómic.

James O´Barr comenzó a escribir y dibujar su cómic en un intento, como si de una catársis se tratara, de superar la muerte de su novia a manos de un conductor borracho. Él mismo dijo que había "pura rabia en cada página". Y aunque su cómic nació en el principio como una publicación casi underground se acabó convirtiendo en un éxito que ha vendido más de 750.000 copias en todo el mundo.

Si os atrevéis a leer el cómic en algún momento, dejad atrás vuestros recuerdos de la película. O lo que es mejor, no la veáis hasta leer el cómic. En cualquier caso tened en cuenta que, aunque en la adaptación participó el propio O´Barr, son bastante diferentes. 

Hay episodios que sí aparecen bastante bien retratados en su formato en imagen real, pero en realidad se cambian muchas cosas tanto en la historia, como en los escenarios o los personajes. Así que leer El Cuervo no es leer una historia totalmente conocida, es leer una historia prácticamente nueva.

El estilo de dibujo es muy particular, bien definido y con un fantástico uso de los contrastes y las sombras, pues es todo en blanco y negro. Y en cuanto a la historia, mantiene la fuerza, la sangre, la venganza y la magia, y por supuesto la belleza.

Por todo ello, El Cuervo de James O´Barr es un cómic que sin duda merece la pena leer y redescubrirlo, más allá de la película, de Brandon Lee y de los clichés. Y por supuesto la película es una gran película, pero con un gran cómic detrás que no debe olvidarse.

Creo que es buen momento para dejar atrás el cliché de que "El Cuervo es un cliché". La verdadera pena sería no darle una oportunidad.