La "Mujer Nueva" significaba un rechazo de los tradicionales papeles victorianos de las mujeres, y ello fue promocionado por una serie de periodistas, escritores de folletos, autores y dramaturgos, entre ellos George Bernard Shaw, Grant Allen, Henry Arthur Jones y H. G. Wells.
Los principios básicos de la Mujer Nueva consistían en una educación adecuada, independencia económica (y, desde luego, la posibilidad de ganar dinero para conseguir esa independencia), participación significativa en el proceso político, libertad de elección con respecto al matrimonio y a los hijos, y un desafío general contra las convenciones y normas sociales.
Una forma de vestir cómoda y confortable era considerada como una señal visible del estatus de la mujer.
Desde luego, no todos estos principios eran aceptados todas estas "mujeres nuevas". Por ejemplo, mientras muchas reconocían que el código moral victoriano con su doble estándar era una cosa obsoleta, sólo unas pocas invocaban la idea del amor libre.
-Isn´t Heaven in there?
-Yes, but this is the Ladies´ Entrance.
En 1904, la conferenciante y sufragista Winnifred Harper Cooley escribió lo que sigue en su libro The New Womanhood:
"El más admirable logro de la Mujer Nueva ha sido el de su libertad personal. Esta es la base de la civilización, y mientras una clase cualquiera sea mirada con sospecha, aunque también sea amorosamente protegida, durará el que esa clase sea no sólo débil e individualmente engañosa, sino también parásita, y un peligro colectivo para la sociedad.
¿Quién no ha oído elogiar a algunas esposas por engatusar a sus maridos para sacarles dinero o burlarse de otras por ser absurdamente despilfarradoras? Mientras el capricho y las tretas sean consideradas como virtudes femeninas, mientras el hombre sea el único que gane el dinero, escatimándoselo a ella misma gastándolo disipadamente, durará la degradación de las mujeres, aunque ellas se encuentren perfectamente satisfechas y los hombres trabajen para mantenerlas en la holgazanería... Los hombres tienen que llegar a comprender que ningún progreso es posible con la mitad del género humano apartada de todo excepto de las funciones; a comprender que los hijos pueden perfectamente heredar a la madre; a que ha de haber oportunidades para utilizar las capacidades, la cultura y el carácter que se producen únicamente por medio de la actividad intelectual y social".
Hubo, sin duda, voces disconformes. Una mujer anónima objetaba de este modo en las páginas del Illustrated London News el 6 de febrero de 1892:
"Las tareas caseras. que ella ha descartado como degradantes para una mujer educada, el respeto de la esposa como una cobarde sumisión a su inferior, a los niños los detesta como estorbos y molestias, el amor es sólo un sueño propio de lunáticos y necios. Lo que ella desea es libertad para hacer lo que quiera, la llave para todas las esferas de la vida, sin exclusión de ninguna... Los dos objetivos de su ambición son tener mucha "pasta", sin importarle los medios para ello, y ser como un hombre para llegar hasta donde le sea posible, a hacer a sí misma".
En España, pensamientos similares sean recogidos por grandes escritoras del siglo XIX. Emilia Pardo Bazán defendería particularmente el derecho de las mujeres a la educación.
Rosalía de Castro, considerada como precursora de la poesía moderna española junto a Gustavo Adolfo Bécquer, reivindicó el papel de la mujer en la sociedad.
Finalmente, Concepción Arenal criticó el papel al que se veía relegada la mujer en la sociedad decimonónica. Arremetió particularmente contra las teorías que afirmaban la inferioridad de la mujer según criterios biológicos. Igualmente defendió el acceso de la mujer a todos los niveles educativos.
Fuentes:
-Drácula Anotado, Leslie Klinger, Nota 2 al Capítulo 8.
-Wikipedia.
-Mi madre.
2 comentarios:
Increíble, me ha encantado.
P.D.: Las madres, esas grandes fuentes 💜
EstupidoFlanders - Qué gran verdad ;)
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