Reseña Cine: El Fantasma de la Ópera.

Título: El Fantasma de la Ópera.
Género: drama, terror, musical.
Año: 1989.
Director: Dwight H. Little.

Actores: Robert Englund, Jill Schoelen.
Valoración: 7/10.

El Fantasma de la Ópera es mi monstruo clásico favorito, junto con Drácula. Y en los dos casos, se han hecho montones de adaptaciones cinematográficas de sus historias. Del Fantasma he visto muchas, pero desconocía de la existencia de esta versión protagonizada por Robert Englund, hasta que mi novio me la enseñó :D.

Se retoma una vez más la historia del atormentado Erik, que se esconde en las catacumbas de la Ópera de Londres, pequeño cambio de escenario, y de su amor por una joven y prometedora cantante, Christine. Aún cuando la película se inicia en la época presente (es decir, 1989), luego nos traslada al siglo XIX . 

La historia original no se respeta del todo, como en la mayoría de las versiones. De hecho, se trata de una especie de mezcla entre El Fantasma de la Ópera y Fausto. Con todo, hay pasajes del libro que se reproducen muy fielmente. Además, se han incluído muchas escenas de canto, lo cual ayuda a mantener esa atmósfera romántica a lo largo de la historia.

El ambiente de la cinta es de una maravillosa atmósfera tétrica, oscura y romántica estilo años 80. Los escenarios, la iluminación, el maquillaje... todo recuerda a la forma de hacer películas de aquella década. A estos adjetivos, hay que añadir el hecho de que se trata también de una versión más sangrienta, ya que no escatima en sangre, cabezas y primeros planos de Erik "cosiendo" trozos de piel a su rostro.

En cuanto a los actores, creo que Robert Englund, muy conocido por el papel de Freddy Krueger, hace un gran papel como Erik, y su coprotagonista femenina realiza también un buen trabajo.

En suma, una película para amantes del Fantasma y del clásico cine de terror sangriento de los 80, todo dentro de una atmósfera gótico-romántica muy apropiada. Pero creo que igualmente pueden disfrutarla los amantes del cine de terror con dejes góticos.

Lo mejor: la atmósfera.

Lo peor: que mientras ves a Erik a veces no puedas evitar pensar en Freddy.