miércoles, 13 de diciembre de 2023

Moda gótica: mi reciente crisis de estilo y mi reconexión con la moda gótica.

En los últimos tres años estuve perdida en un proceso de transición estilísitca hacia ninguna parte. Creo que supe adaptar bastante bien mi estilo a la oficina. Pero pienso que en un determinado momento me abrí demasiado hacia demasiadas opciones para tratar de dar variedad a mi armario, y mi personalidad de perdió en todo aquello.

Desde el punto de vista del estilo de las prendas, me había dejado llevar en exceso por la comidad de los vestidos, que te valen tal cual para el verano y que en invierno basta con añadirles una rebeca. Luego sólo faltaban algunos complementos y ya está. Sin embargo, estaba perdiendo la atención por los detalles y adquirir prendas con verdadera personalidad que al mismo tiempo me valiesen para diversas ocasiones.



Desde el punto de vista del color, había abierto demasiado la mano en un intento de no parecer que estaba llevando siempre lo mismo. Y aunque hay otros colores que me gustan además del negro, estaba llegando a un punto en que me faltaba cohesión en mi armario y me resultaba difícil decir "ésta soy yo".

Desde hace cosa de un par de meses inicié un proceso de reconexión conmigo misma, con las cosas que me gustan y con mi estilo. Estoy volviendo a mis orígenes (moda gótica, estilo victoriano modernizado y espectro de colores más cerrado), lo cual tengo que admitir que me ha traido cierta paz de espíritu.



Me encuentro viviendo momentos complicados en lo personal y en lo laboral, y volver a vestir ropa que siento que realmente me representa y conecta con mi interior ha significado un faro en mitad de la tormenta.



Creo que encontrar el justo punto de equilibrio entre una moda para la oficina, ropa con la que te sientas a gusto, ser consciente de tu edad y lograr una forma de vestir con la que no te surja la duda de si los demás "no te van a tomar en serio" es complicado pero no imposible.

Ello implica un periodo de depuración que me recuerda al que pasé cuando me acercaba a la treintena. Así, mi estilo ha dado una nueva evolución con mi próxima llegada a la nueva década. A veces se habla de "la crisis de los treinta, de los cuarenta...", y cuando apenas sobrepasas los veinte, suena a cosa de risa. El paso del tiempo me ha enseñado que vestir un estilo alternativo no te hace inmune a ese tipo de periodos de inseguridad.



Hay góticos adultos que conforme pasan los años no sienten que tengan que cambiar su forma de vestir en comparación con como lo hacían una o dos décadas atrás. Y es genial que estés tan unido a tu estilo que no sientas la necesidad de quitar y/o añadir nada.



No obstante, plantearte la necesidad de dejar ciertas cosas atrás y/o introducir nuevas puede ser un paso igualmente necesario y sano para otras personas que sí sienten esa necesidad de renovarse. Nunca debe plantearse desde la idea de que si tu estilo pasa a ser menos "extremo" o "llamativo", dejas de usar tintes fantasía para el pelo o suavizas el maquillaje, eres "menos gótico" que el que no lo hace. El error está en ser "esclavo de un estilo". Es tu ropa la que te tiene que hacer feliz a ti, y no tú mantener unas determinadas expectativas sobre lo que otras personas entiendes que es ser gótico.



Aunque pueda parecer superficial, el haber reconducido mi armario hacia mi nuevo yo me ha ayudado mucho. Siendo como soy una persona insegura, mi estilo de vestir es una coraza de seguridad con la que necesito estar a gusto. Por lo que hay un punto en que deja de ser una cosa del todo superficial para convertirse en algo que te hace feliz y que te saca una sonrisa cuando te miras al espejo, con independencia de tu edad o aspecto. Y eso, al final, sí que es importante.