Por diferentes razones últimamente no descanso demasiado bien, así que no luzco el más lozano de los rostros... Y por otra serie de motivos, en estos días se me apetece menos incorporar un segundo color a mi vestuario y suelo optar por ir completamente de negro.
El otro día pretendía salir a la calle llevando, de nuevo, un look totalmente negro, y fue cuando mis padres me comentaron que dado que no tenía demasiada buena cara, el negro me hacía lucir un aspecto desmejorado y enfermizo, y que no estaba de más añadir un segundo color.
Aquel episodio me hizo detenerme a pensar en aquel comentario. No es la primera vez (ni será la última) en que mis padres me hacen un comentario en esa línea. Pero después de mirarme en el espejo tuve que admitir que mi cara no presentaba el mejor de sus días, y que hay veces en que la combinación negro+palidez mortecina+ojeras no queda todo lo romántico que nos gustaría...
Así que aquello me tuvo reflexionando bastante rato sobre si no habría habido otras ocasiones (probablemente sí) en que, luciendo mis looks góticos y sintiéndome bien con ello, a lo mejor me estaba haciendo un flaco favor desde un punto de vista estético.
Evidentemente, mi forma de vestir no es una cuestión de moda y refleja también unos gustos y una forma de sentir. Y no me propongo en ningún caso abandonar la moda gótica porque es aquello con lo que me siento realmente feliz. Pero sí estuve reflexionando en si en algunas ocasiones no me haría bien salirme de mi cuadriculada zona de seguridad de "todo negro" e incorporar ciertos cambios que me hagan ver mejor. Y no porque desee agradar a los demás, sino por agradarme únicamente a mi al verme un poco más favorecida en aquellos días en que mi aspecto físico luce peor.
Al comentar estas reflexiones me voy a centrar más que nada en el vestuario. Sobre cuestiones más puntuales como el maquillaje, ya he tratado aspectos concretos en ese apartado, y no voy a profundizar en ello aquí
1 - Cuando el "negro total" no nos sienta siempre bien. Me encanta ir de negro de pies a cabeza, pero es cierto que tengo días en que no es lo que más me favorece. En mi caso se debe fundamentalmente al tono de piel (la palidez mediterránea, que no del todo pálida ni del todo morena) unido a un mal período de descanso, que en mi caso se traducen en unas ojeras marcadas.
En esos casos, el negro puede llevar a resaltar de manera notoria defectos como las ojeras. Con todo, no significa que haya que renunciar por completo a él, sino incorporar algunas nuevas ideas a nuestra rutina.
En primer lugar, no es mala idea incluir un color secundario, y a ser posible que haga cierto contraste con el tono oscuro y situarlo a ser posible en la parte superior del cuerpo, cerca de la cara. Unos buenos ejemplos serían el blanco, el rojo (no excesivamente oscuro) o el gris perla. Escoged un color que os guste y que creáis que favorece a vuestro tono de piel y de pelo. En mi caso, el rojo suele ser siempre un acierto, en cambio un morado no resalta tanto en mi.
Otra buena idea es llevar una adecuada rutina de cuidado de piel para que ésta luzca fresca y bien cuidada. Y si sois propensas a ojeras, haceros con una buena base de maquillaje y un buen corrector. Creo que son dos de los productos de maquillaje en los que vale más la pena invertir.
Una última sugerencia es realizar un cambio en el color de pelo. Si sois de las que os gusta teñiros de negro, paraos a pensar si es necesariamente el color que mejor os sienta (por muy gótico que quede). Y si tenéis el pelo naturalmente oscuro, reflexionad sobre la posibilidad de teñiros de un color que os dé luz al rostro, como tonos chocolate, violines y caobas, o incorporar algunas mechas sobre vuestro tono natural para aportar luminosidad.
2 - Cuando el estilo gótico no casa con mi físico. Otra idea sobre la que estuve reflexionando es cuando la moda gótica no es necesariamente la que más te favorece desde un punto de vista de las formas. Por ejemplo, prendas muy habituales en el armario gótico como los corsés, las faldas con mucho volumen o los vestidos largos no siempre favorecen por igual a todo el mundo. No voy a detenerme en todas las posibles prendas del armario, pero daré un par de ejemplos por ser prendas icónicas dentro del armario gótico.
En esos casos, mi mejor consejo es que adaptes las prendas que piensas que mejor te quedan al estilo gótico. Por ejemplo, si no piensas que las faldas largas no te quedan bien, prueba con pantalones en telas brocadas o leggings con detalles como remaches y lazadas.
Si crees que un corsé no es la prenda que mejor te sienta, sustitúyela por camisas con detalles románticos, tops de encaje o gasa o tops con detalles lenceros.
En estos casos, haz hincapié en el estilo, no tanto en el tipo de prenda, y así irás creando tu propio armario, con el que te veas bien, tanto interior como exteriormente.
3 - Una reflexión crítica sobre la estética gótica siempre es adecuada. A modo de conclusión sobre este asunto, quiero acabar comentando que es importante ser sinceros con nosotros mismos al adentrarnos en la moda gótica. Recuerdo que hace muchos años me planteé teñirme de negro, pero al final desistí porque tuve que admitir que por mi color de piel no era lo que mejor me iba a sentar. No obstante, he ido descubriendo otras tonalidades de pelo que me favorecen mucho más y que casan muy bien con mi estilo gótico.
Muchas de las cosas que conforman la moda gótica pueden deslumbrarnos y encantarnos, pero cada persona es distinta, y lo que a unos favorece puede no sentar bien a otros. Al final, no se trata de seguir un listado de prendas o estilos a rajatabla, sino de adaptar aquello que más nos gusta a lo que nos sienta mejor. Y en ese sentido, nunca es mala idea salirnos de lo evidente o de lo más obvio, y probar con algo que saque lo mejor de nosotros mismos, sin dejar de ser nosotros mismos (en un sentido gótico).