Me encantan las faldas largas, es una de las prendas que más uso de mi armario. Pero también sufren serios daños a causa del uso. Aunque tengan un dobladillo apropiado, se mojan más fácilmente cuando llueve, se ensucian más en la parte baja, etc, etc... A ello hay que añadir que determinados tejidos, como por ejemplo el terciopelo, son más delicados y comienzan a mostrar signos de uso excesivo antes que otros.
No obstante, hay una manera de aprovechar esa falda larga que ya luce demasiado vieja y usada. Y es, simplemente, transformándola en una falda corta. Mi experiencia con mis faldas es que la parte que va de rodilla para abajo es la que más se estropea porque es la que más se ensucia y sufre. En cambio el tejido se mantiene bastante bien de rodilla para arriba.
Para tomar la medida a la que la quieras cortar, puedes ayudarte de otra falda corta. Pones la falda corta sobre la larga asegurándote de que están bien superpuestas, y vas recortando el sobrante de la falda larga dejando dos o tres centímetros para el dobladillo.
Luego le coses el dobladillo, e incluso podrías añadirle algún detalle al bajo, como una tira de puntilla o pasamanería. Así es como he reaprovechado una falda larga de terciopelo negro, de hecho es la primera falda larga que me compré. Y luego otra falda que tenía un corte irregular y nunca me concenció demasiado. Si la tela está un poco pasada, puedes comprar un forro oscuro para ponérselo debajo y asegurarte de que no se transparenta. El terciopelo es un tejido delicado, y aunque te esmeres en cuidarlo mucho, suele envejecer antes que otros.
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