En el Romanticismo, el matrimonio era considerado como el acontecimiento más importante en la vida de una mujer. En nuestros días prevalece el traje de novia romántico heredado del siglo XIX, sin cambios considerables. Por ello puede decirse que los trajes de novia del XIX, en oposición a los actuales, eran auténticos trajes de moda, semejantes a los que las damas vestían en la calle, o sobre todo en los bailes, pero con un velo añadido.
Pero mientras que los trajes de sociedad se distinguían por el escote, los trajes de novia se confeccionaban con corpiños cerrados denominados "montantes". Así, en las ceremonias los novios venían a repetir casi con toda seguridad el traje con él que se conocieron: él, frac; ella, espumoso vestido de salón.
Las novias de clase alta del siglo XIX se casaban con un traje en color blanco, crema o marfil, pues la costumbre de emplear estos colores proviene del siglo XVIII, aunque mucha gente se casaba con trajes de color. El blanco significaba pureza, pulcritud y refinamiento social. Las novias que tenían menos dinero, o que eran más prácticas, preferían los vestidos azul pálido, tórtola o color gamuza, que se podían usar en otras ocasiones después de la boda.
Sin embargo, era aceptable, e incluso deseable, que las novias elegantes adaptasen sus vestidos para usarlos como vestidos de noche en sus primeros años de matrimonio. Cabe destacar que en ocasiones las damas añadían una blusa sin cuello a su vestido, llamada "pudorosa", cuando juzganan su corpiño demasiado exhibicionista. Como las bodas se celebraban de día, no era bien visto que que los vestidos fuesen escotados o dejasen los brazos al descubierto. Para salvar esta dificultad, el tul era la tela ideal, ya que proporcionaba decoro sin estropear la tela del vestido y se podía quitar fácilmente para transformarlo en un traje de noche.
Fuente: El Traje en el Romanticismo y su proyección en España, 1828-1868. Pablo Pena González, y La moda del siglo XIX en detalle, Lucy Johnston.
Fuente: El Traje en el Romanticismo y su proyección en España, 1828-1868. Pablo Pena González, y La moda del siglo XIX en detalle, Lucy Johnston.
No hay comentarios:
Publicar un comentario