Annie Lennox añade drama y un toque goth a los Juegos Olímpicos.

Aunque en un principio no tenía especial interés en ver la gala de clausura de los Juegos Olímpicos, al final la acabé viendo de cabo a rabo. Me agradó que la enfocaran como una especie de gran concierto donde estuvieran representadas las grandes aportaciones musicales de Gran Bretaña.

De la gala me quedo con el homenaje a Freddy Mercury, la actuación de Brian May y Roger Taylor (a la cantante que puso voz a la canción que interpretaron ni la menciono porque no me gustó nada) y con el pequeño número musical del miembro de los Monty Python. También es digno de elogiar George Michael, que demuestra que sigue en forma con una gran voz. Con todo, si lo que pretendían era evocar todos los estilos musicales, eché mucho en falta alguien de la NWBHM o de la era post-punk, alguien de la talla de The Cure o similar. Supongo que nunca llueve a gusto de todos...

En el aspecto estético, me fascinó la puesta en escena de la canción interpretada por Annie Lennox. La cantante apareció en una galeón de velas negras acompañada de bailarines de estética barroca que parecían formar parte de un baile de máscaras. La cantante descendió del barco ataviada con un fantástico vestido negro y rojo con detalles de gasa y encaje.