La Luna, el decimoctavo arcano mayor del Tarot, simboliza la forma en la que el espíritu se funde con la materia. También se refiere a la tristeza, la soledad, la falsedad, las falsas apariencias, los caminos equivocados, las promesas sin valor, la decepción, y en general todo aquello que se refiere al engaño, la mentira y la traición.
Es complementaria de la carta de los Enamorados (sexto arcano), y astrológicamente corresponde a la sexta casa del zodiaco. La luna dispensa una luz sobre el mundo que no es más que un reflejo, y al propio tiempo absorbe todas la emanaciones del mundo, ya provengan del espíritu, de la sangre o de la materia. En la carta suelen estar representados dos perros, o bien un perro y un lobo, símbolos griegos de Artemisa, la cazadora nocturna, y de Hécate, tan poderosa en el Cielo como en el Infierno. A ello se añade el signo de Cáncer, que se asocia con el signo lunar.
En la vía de la iluminación del Tarot, que se inicia con La Estrella (decimoséptimo arcano), le sigue La Luna y finaliza con El Sol (decimonoveno arcano) que simboliza la iluminación definitiva y real.
Fuente: Dictionaire des Symboles, Jean Chevalier et Alain Gheerbrant.
Fuente: Dictionaire des Symboles, Jean Chevalier et Alain Gheerbrant.
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