Los crímenes de Burke y Hare (también conocidos como los crímenes de West Port) fue una serie de asesinatos cometidos en Edimburgo (Escocia) entre noviembre de 1827 y el 31 de octubre de 1828. Estos asesinatos fueron atribuidos a los inmigrantes irlandeses William Burke y William Hare, quienes vendieron los cadáveres de sus 17 víctimas como material de disección. Su comprador fue el doctor Robert Knox, un investigador privado de anatomía que daba clases a alumnos de la Escuela de Medicina de Edimburgo.
Hasta 1832, hubo una gran escasez de cadáveres legalmente disponibles para la investigación médica en las escuelas de Medicina británicas. La Universidad de Edimburgo era una institución de fama mundial por la calidad de su preparación. A medida que la ciencia médica florecía a principios del siglo XIX, la demanda de cadáveres aumentó rápidamente, pero por entonces el único suministro legal de cadáveres - los de criminales ejecutados - disminuyó considerablemente debido a una reducción de las ejecuciones causada por la revocación del Código Sangriento. De pronto, sólo había 2 ó 3 cuerpos disponibles cada año para un gran número de estudiantes. Las actividades de los ladrones de cuerpos (también conocidos como resurrectores) dieron lugar a miedo y repugnancia por parte de la opinión pública, motivo por el cual numerosos cementerios aumentaron su seguridad, levantando muros y puestos de vigilancia, e incluso colocando rejas alrededor de las tumbas.
Según el testimonio de Hare, el primer cuerpo que vendieron fue el de un inquilino que murió de causas naturales, un viejo pensionista de la Armada que debía 4 libras de alquiler a Hare. En vez de enterrar el cuerpo, rellenaron el ataúd con tierra y llevaron el cadáver a la Universidad de Edimburgo, en busca de un comprador. De acuerdo con el testimonio de Burke, un estudiante los envió al doctor Robert Knox, un ambicioso anatomista edinburgués, quien compró el cuerpo por 7 libras y 10 chelines. La siguiente víctima de Burke y Hare fue un inquilino enfermo, Joseph el Molinero, a quien emborracharon con whisky y asfixiaron.
Cuando ya no quedaron más inquilinos enfermos, decidieron atraer a alguna víctima de la calle. En febrero de 1828, invitaron a la pensionista Abigail Simpson a pasar la noche en el hostal antes de volver a casa. Una vez más, la emborracharon para luego ahogarla. Recibieron 10 libras. Margaret, la esposa de Hare, invitó a una mujer a la posada y, tras emborracharla, mandó llamar a su esposo.
Posteriormente, Burke conoció a dos mujeres en la zona de Edimburgo conocida como el Canongate, Mary Patterson y Janet Brown, y las invitó a desayunar, pero Brown se marchó cuando estalló una discusión entre M'Dougal y Burke. Cuando regresó, le dijeron que Patterson se había ido con Burke; en realidad, había terminado en la sala de disección del doctor Knox. Las dos mujeres eran descritas en crónicas de la época como prostitutas. Más tarde, se dijo que uno de los estudiantes de Knox había reconocido a la difunta Patterson.
La siguiente víctima fue una conocida de Burke, una mendiga llamada Effie. Les pagaron 10 libras por su cuerpo. Más tarde Burke "salvó" a una mujer a la que la policía iba a detener afirmando que la conocía. Envió su cuerpo a la Escuela de Medicina apenas unas horas más tarde. Las siguientes víctimas fueron una anciana y su nieto. Ambos cuerpos fueron vendidos por 8 libras cada uno. Les siguieron una conocida de Burke, la señoa Ostler, y un miembro de la familia de Helen, Ann M'Dougal.
La siguiente víctima fue Elizabeth Haldane, una antigua inquilina que en un momento de necesidad pidió a Hare que le permitiera dormir en su establo. Burke y Hare también mataron a su hija Peggy Haldane unos meses más tarde. La siguiente víctima de Burke y Hare era aún más conocida: un joven cojo y con retraso mental llamado James Wilson y conocido como "el Bobo Jamie" que tenía 18 años cuando fue asesinado. El chico intentó resistirse, y tuvo que ser reducido entre los dos asesinos. La madre comenzó a indagar sobre su hijo.
Cuando el doctor Knox destapó el cuerpo en clase a la mañana siguiente, muchos alumnos reconocieron a Jamie. La cabeza y el pie fueron cortados después de que Knox descubriera el cuerpo a sus alumnos. Knox negó que fuera Jamie, pero parece ser que empezó diseccionando la cara en primer lugar.
La última víctima fue Marjorie Campbell Docherty. Burke la atrajo al hostal diciendo que su madre también era una Docherty, pero se vio obligado a esperar ya que había otros dos inquilinos llamados James y Ann Gray presentes. Los Gray se retiraron y, poco después, los vecinos oyeron ruidos de forcejeo provenientes del hostal.
La oleada de asesinatos había durado un año. Las pruebas contra la pareja no eran contundentes, así que el Lord Abogado Sir William Rae ofreció inmunidad a Hare si confesaba y testificaba contra Burke. El testimonio de Hare permitió la sentencia a muerte de Burke en diciembre de 1828. Fue colgado el 28 de enero de 1829, y diseccionado públicamente en la Escuela de Medicina de Edimburgo. Su esqueleto, máscara mortuoria y los objetos hechos con su piel, se encuentran en exposición en el museo de la escuela.
Hare fue puesto en libertad en febrero de 1829, y la tradición popular lo identifica con un mendigo ciego de Londres atacado por una multitud y arrojado a un pozo, si bien nada de esto está confirmado. La última vez que se lo vio fue en la ciudad inglesa de Carlisle.
Knox mantuvo silencio sobre sus tratos con Burke y Hare, y siguió empleando a ladrones de cuerpos para sus clases de anatomía. Tras la publicación del Acta de Anatomía de 1832, su popularidad entre los alumnos disminuyó. Cuando sus solicitudes para el Colegio de Médicos de Edinburgo fueron rechazadas, se fue al Hospital de Cáncer de Londres, donde murió en 1862.
Los crímenes evidenciaron la crisis en las escuelas médicas, y llevaron a la publicación del Acta de Anatomía en 1832, expandiendo los suministros legales de cadáveres para disuadir a los criminales de tal comportamiento.
Los asesinatos de Burke y Hare son referenciados en el cuento de Robert Stevenson El Ladrón de Cuerpos, en el que dos asistentes empleados por el doctor Knox compran los cuerpos a los asesinos.
En 1945 la película El Ladrón de Cuerpos, dirigida por Robert Wise, es protagonizada por Bela Lugosi y Boris Karloff.
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