miércoles, 9 de marzo de 2011

Walter Potter y la taxidermia en la Época Victoriana.

Durante el siglo XIX la taxidermia se convirtió en todo un arte y los taxidermistas gozaban de tremendo prestigio. Un taxidermista es el especialista dedicado a disecar animales empleando diversas técnicas. Si bien a día de hoy su actividad se centra principalmente en el ámbito científico, trabajando en muchas ocasiones para museos; en el siglo XIX su campo abarcaba el arte, el entretenimiento y la moda.

Como forma de entretenimiento, la taxidermia alcanzó su máxima expresión de la mano de Walter Potter. Este taxidermista gustaba de recrear escenas protagonizadas por animales que se comportaban como seres humanos, como una escuela de conejos, un partido de cricket entre cobayas o un campo de entrenamiento deportivo para sapos.


Los dioramas de Walter Potter fueron muy populares en esta época, y se conocen como un buen ejemplo de la "banalidad victoriana". A partir del siglo XX el interés por este tipo de cosas decayó. No obstante, uno de los más famosos dioramas de Potter, La Boda de los Gatitos, fue incluída en el Victoria and Albert Museum en 2001, como una muestra de la exposición "La Visión Victoriana". Potter también era conocido por coleccionar "rarezas animales" como cabras de dos cabezas o un gato con ocho patas y dos colas.


Con anterioridad a Walter Potter, uno de los taxidermistas de mayor éxito fue Hermann Ploucquet, del Museo Real de Stuttgard. Su trabajo fue descrito por la Reina Victoria en uno de sus diarios como "realmente maravilloso". La distribución de su trabajo fue tal que incluso se reprodujo en los periódicos de la época, donde destacó especialmente su plasmación de la fábula popular alemana Reinecke el Zorro.


Al margen de este tipo de entretenimiento, los taxidermistas también se empleaban en el mundo de la moda. Ya no se trataba únicamente de plumas vistosas en los sombreros. En esta época era habitual ver señoras con pájaros disecados en sus sombreros o abanicos para contentar las demandas y fantasías de la sociedad elegante. Ello alcanzó tal grado que ya no se contentaban con el uso de animales disecados en sus tocados, sino que los propios taxidermistas incluso teñían las aves para combinarlas con los colores de los sombreros creando animales inexistentes en la propia naturaleza.



A la larga se daría lugar a un negocio millonario en la exportación de aves de América del Sur, especialmente colibríes, con el objeto de emplearlos para fines decorativos. A esta moda se sumarían igualmente escarabajos y mariposas como objeto de decoración en diferentes prendas de vestir.


Personalmente la taxidermia no es de mi agrado, y la forma en la que era percibida en el siglo XIX me resulta grotesca y kitsch. Pero del mismo modo que las fotos de difuntos propias de esta época provocan en mí una extraña curiosidad y miedo al mismo tiempo, este tipo de cosas también lo hacen, y hacen del siglo XIX una época extraña pero interesante, con sus luces y sombras, como cualquier otro período histórico.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

toda la razón, da un poco de grima, pero resulta muy interesante, pero que animal es el del primer sombrero?, por mucho que lo mire no lo veo bien XD

Anny D Lee

Anónimo dijo...

Prefiero pensar que todos esos animales murieron de forma natural, porque sólo de recordar que aún hay gente que paga por abrigos de pieles reales me entra una ira incontrolable y frustrante.

Ojalá alguien vistiese con pieles humanas para darles una lección a toda esa gentuza.

Madame Macabre dijo...

Anny- En el primer sombrero lo que hay es una gran pluma, que probablemente será de avestruz; y en el segundo un pájaro disecado.

Ínfila- Estoy de acuerdo contigo, ha pasado más de un siglo y se siguen haciendo barbaridades. Creo que en el mundo de la moda se han hecho algunos avances ya que muchas marcas emplean pieles sintéticas, incluso muchas de las que desfilan en las pasarelas. No obstante, se siguen mantando animales por su piel o su marfil de manera ilegal, del mismo modo que hay gente que trafica con animales exóticos porque algún caprichoso los quiere de mascota, y cuando se aburre, se deshace de ellas.

Gracias por vuestros comentarios :).

Un saludo de Madame Macabre.