viernes, 30 de julio de 2010

Entre el ensueño y la pesadilla: Odessa Sawyer.

Odessa Sawyer es una fantástica ilustradora que tiene su propia galería en Devianart http://odessa11.deviantart.com/gallery/ . Sus ilustraciones vuelan a medio camino entre los sueños y las pesadillas, con una mezcla de los Hermanos Grimm, Tim Burton y un toque de esoterismo. Me han gustado mucho sus representaciones de cartas de Tarot y su acertado gusto a la hora de combinar texturas y colores.

















jueves, 29 de julio de 2010

La hermosa vampira.

El photoshop y los vampiros no siempre dan buenos resultados. El transformar fotografías para dar apariencia vampírica a los protagonistas a menudo queda demasiado artificial o recargado. Encontré esta fotografía en una galería de Devianart (http://mybluelight.deviantart.com/) y me gustó mucho. Los toques vampíricos son suaves, unos pequeños colmillos y un toque rojizo en los ojos. Me gustó el contraste entre el pelo y la piel, con el detalle de las flores en un rosa pálido. El maquillaje me pareció precioso, con un verde esmeralda intenso en los ojos creando un precioso contraste con el rojo de la mirada y el tono de la piel, y un toque final de rosa en los labios. A veces menos es más.

La razón por la que el animal nacional de Japón es el mejor de todos.

A menudo identificamos a un animal concreto con su país característico de origen. Los japoneses pueden estar orgullosos del suyo: es gigante, es verde... y podría comerse a todos los demás.

martes, 27 de julio de 2010

Cthulhu, I love you. Parte I.




Cthulhu es un personaje profundamente malvado... y posiblemente eso lo hace profundamente tierno. Aquí dejo mi pequeña galería, desde las versiones realistas a las más kawaii :). Pero teniendo en cuenta que Cthulhu en Google produce unas 351 mil entradas en lo que respecta a imágenes, creo que habrá unas cuantas galerías más.










































Los looks de Christina Hendricks: negro y encaje.

Lo cierto es que la serie de Mad Men no me interesa en absoluto. No dedicaré tiempo a ninguna serie donde no salgan mujeres con corpiños, largas faldas y caballeros impecablemente vestidos caminando con sus bastones y saludando con una inclinación sombrero mientras se ven envueltos en un argumento de pasiones y venganza... Bueno, lo que quiero decir es que, al margen de todo eso, tengo que reconocerle el acierto a Christina Hendricks en algunos de sus atuendos. Unos vestidos realmente hermosos para una mujer deslumbrante. La única pega que le pongo es el abullonado de uno de los vestidos, que no me hace mucha gracia. Por lo demás, espectacular.













El ideal femenino de la época victoriana: la sílfide.

En 1856 El Correo de la Moda recomendaba a sus lectoras:

"Hasta los veinticuatro años nos es permitido un traje que nos envuelva en una nube de gasas y de tules; hasta esa edad nos es lícito transformarnos en hadas o ninfas, pero en llegando a los veinticinco, ya es imprescindible vestirse como una mujer".

Taglioni, Grisi, Cerito, Pavlova son sólo algunos de los nombres de las más famosas bailarinas de ballet del
siglo XIX. Al igual que la ópera, el ballet tuvo su época de esplendor en el siglo XIX y ejerció sobre los espectadores una tremenda influencia cultural que se trasladó al ideal femenino de belleza. Las bailarinas se convirtieron entonces en las divas y modelo a seguir de la época.

Junto con estos elementos, el ideal femenino romántico era el de una damisela candorosa, pajarillo débil y espiritualmente sensible. Ello concuerda con los personajes populares del ballet clásico como las hadas, ninfas, ondinas, reinas - cisne o heroínas lánguidas.

A ello debe añadirse la función social que tenía el baile como una ocasión perfecta para arreglar futuros emparejamientos matrimoniales. De ahí que los trajes de baile del Romanticismo se parecen tanto a los vestidos de ballet.

Así, en 1832, Maria Taglioni estrena La Sílfide con un conjunto indumentario destinado a convertirse en el traje característico del ballet: tutú y corpiño blancos. El corpiño ajustado al tórax como un guante confiere a la danzarina fragilidad y delgadez; la enagua de muselina, la ligereza de la brisa y el blanco, pureza y candor. Al convertirse la bailarina en el ideal de belleza femenino a imitar, la mujer habrá de afectar candidez, fragilidad y ligereza. Lo que en lo material supone cintura estrecha, pecho y caderas amplias, y en lo espiritual ligereza, fragilidad y gracilidad.

No era tanto la delgadez, teniendo en cuenta que las mujeres decimonónicas apenas si realizaban ejercicio, sino la languidez y la debilidad lo que se buscaba. Y así era que muchas jóvenes afectadas de una languidez que no se correspondía con su estado de ánimo, pues la felicidad era cosa de disimularse.

Fuente: El Traje en el Romanticismo y su proyección en España, 1828-1868. Pablo Pena González.

Tarot: Simbolismo de la Luna.

La Luna, el decimoctavo arcano mayor del Tarot, simboliza la forma en la que el espíritu se funde con la materia. También se refiere a la tristeza, la soledad, la falsedad, las falsas apariencias, los caminos equivocados, las promesas sin valor, la decepción, y en general todo aquello que se refiere al engaño, la mentira y la traición.

Es complementaria de la carta de los Enamorados (sexto arcano), y astrológicamente corresponde a la sexta casa del zodiaco. La luna dispensa una luz sobre el mundo que no es más que un reflejo, y al propio tiempo absorbe todas la emanaciones del mundo, ya provengan del espíritu, de la sangre o de la materia. En la carta suelen estar representados dos perros, o bien un perro y un lobo, símbolos griegos de Artemisa, la cazadora nocturna, y de Hécate, tan poderosa en el Cielo como en el Infierno. A ello se añade el signo de Cáncer, que se asocia con el signo lunar.

En la vía de la iluminación del Tarot, que se inicia con La Estrella (decimoséptimo arcano), le sigue La Luna y finaliza con El Sol (decimonoveno arcano) que simboliza la iluminación definitiva y real.

Fuente: Dictionaire des Symboles, Jean Chevalier et Alain Gheerbrant.

Cuadro del Mes: Sir Frank Dicksee - La Belle Dame San Merci.


La belle dame sans merci.
La bella dama sin piedad; John Keats (1795-1821)

¡Oh! ¿Qué pena te acosa, caballero en armas, vagabundo pálido y solitario? Las flores del lago están marchitas; y los pájaros callan.

¡Oh! ¿Por qué sufres, caballero en armas, tan maliciento y dolorido? La ardilla ha llenado su granero y la mies ya fue guardada.

Un lirio veo en tu frente, bañada por la angustia y la lluvia de la fiebre, y en tus mejillas una rosa sufriente, también mustia antes de su tiempo.

Una dama encontré en la pradera, de belleza consumada, bella como una hija de las hadas; largos eran sus cabellos, su pie ligero, sus ojos hechiceros.

Tejí una corona para su cabeza, y brazaletes y un cinturón perfumado. Ella me miró como si me amase, y dejó oír un dulce plañido.

Yo la subí a mi dócil corcel, y nada fuera de ella vieron mis ojos aquel día; pues sentada en la silla cantaba una melodía de hadas.

Ella me reveló raíces de delicados sabores, y miel silvestre y rocío celestial, y sin duda en su lengua extraña me decía: Te amo.

Me llevó a su gruta encantada, y allí lloró y suspiró tristemente; allí cerré yo sus ojos hechiceros con mis labios.

Ella me hizo dormir con sus caricias y allí soñé (¡Ah, pobre de mí!) el último sueño que he soñado sobre la falda helada de la montaña.

Ví pálidos reyes, y también princesas, y blancos guerreros, blancos como la muerte; y todos ellos exclamaban: ¡La belle dame sans merci te ha hecho su esclavo!

Y ví en la sombra sus labios fríos abrirse en terrible anticipación; y he aquí que desperté, y me encontré en la falda helada de la montaña.

Esa es la causa por la que vago, errabundo, pálido y solitario; aunque las flores del lago estén marchitas, y los pájaros callen.

John Keats (1795-1821)

El origami es infinito... ¡Oh, un Origamisaurius!