viernes, 16 de abril de 2010

Foto inédita de Arthur Rimbaud.

Dada la escasez de fotografías del poeta francés Arthur Rimbaud (1854-1891), especialmente en su edad adulta, el reciente descubrimiento de una nueva foto ha suscitado gran interés (Rimbaud es el hombre con pequeño bigote entre el caballero con el trajo a cuadros y la señora del vestido blanco). Su poesía navegaba entre el simbolismo de Mallarmé y el decadentismo de Verlaine, con quien mantuvo una tormentosa relación sentimental. Representó como nadie la expresión del "enfant terrible" ("niño terrible") entre los poetas franceses del siglo XIX. Pese a su genialidad, talento e inteligencia tuvo una vida tempestuosa ya que no fue solo poeta, sino también soldado del ejército holandés o traficante de armas según el momento. Dicen que es una necesidad humana el ponerle nombre a todas las cosas y definir sus límites. En cualquier caso la literatura, y dentro de ella la poesía, sigue emanando fuerza y belleza a través del papel, aunque el rostro creador aparezca difuso en nuestra mente.



Y aquí dejo un estracto de su fantástico "Una temporada en el infierno":

"Yo debería tener un infierno para mi cólera, un infierno para mi orgullo, y el infierno de las caricias; un concierto de infiernos.

Me muero de cansancio. Esto es la tumba, voy hacia los gusanos, ¡horror de los horrores! Satán, farsante, tú quieres disolverme con tus hechizos. Yo reclamo. ¡Yo reclamo un golpe de tridente, una gota de fuego!

¡Ah, subir de nuevo a la vida! ¡Poner los ojos sobre nuestras deformidades! ¡Y ese veneno, ese beso mil veces maldito! ¡Mi flaqueza, la crueldad del mundo! ¡Dios mío, piedad, ocultadme, me siento demasiado mal! Estoy oculto y no lo estoy.

Es el fuego que se alza con su condenado".

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